El 17 de agosto del año 2001 fue el peor dia de la vida de un Niño salvadoreño que perdió a su padre por culpa de los miembros de los mareros, quienes le quitaron la vida a este padre Salvadoreño para despojarlo de su bicicleta.
El joven salvadoreño revelo su testimonio a través de un post realizado en las redes sociales, en dónde expuso todo el dolor y tristeza que los grupos pandilleros le causaron para toda la vida.
Testimonios como el de este joven salvadoreño abundan en El Salvador, y son una herida profunda que no sanará jamás. Sin embargo dicha herida también debe ser vista como un recordatorio de que los Salvadoreños no deben volver a permitir vivir bajo el yugo de los grupos pandilleros.