La tensión en Panamá ha alcanzado niveles históricos. La llegada del secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a Ciudad de Panamá ha desatado temores de una crisis diplomática que podría escalar rápidamente hacia un conflicto internacional.
Rubio, conocido por su postura agresiva en política exterior, no viene solo para saludar. Su visita marca el inicio de negociaciones que, según fuentes cercanas al gobierno panameño, podrían definir el futuro del Canal de Panamá y reconfigurar el equilibrio de poder en la región.
American leadership is back! Under the Trump Administration we stand with our regional partners and look forward to working with them. For my first international trip as Secretary of State I am excited to visit Panama, El Salvador, Costa Rica, Guatemala, and the Dominican… pic.twitter.com/8zjzRimgXw
— Secretary Marco Rubio (@SecRubio) January 31, 2025
La historia no está enterrada: el legado de EE.UU. en Panamá
Para entender esta crisis actual, es necesario mirar hacia atrás. El Canal de Panamá, inaugurado en 1914, fue construido y controlado por Estados Unidos durante casi un siglo.
- 1903: Panamá se independiza de Colombia con el apoyo militar de EE.UU., que obtiene a cambio el control del canal mediante el Tratado Hay-Bunau Varilla.
- 1964: Se produce el Día de los Mártires, cuando estudiantes panameños protestan por la soberanía del canal. La represión deja 21 panameños muertos, marcando un punto de quiebre en la relación bilateral.
- 1977: Se firman los Tratados Torrijos-Carter, que establecen la transferencia gradual del canal a Panamá.
- 1989: EE.UU. invade Panamá en la operación “Causa Justa”, derrocando a Manuel Noriega. Aunque la excusa fue la “lucha contra el narcotráfico”, la operación reforzó la idea de que el canal seguía siendo un interés estratégico para Washington.
- 1999: Finalmente, Panamá asume el control total del canal, cerrando un capítulo de dominación extranjera.
Pero ese capítulo, al parecer, no está del todo cerrado.
¿Qué desató la nueva crisis?
Todo comenzó con declaraciones de Donald Trump, quien insinuó que el canal está siendo controlado indirectamente por China, acusando al gobierno panameño de permitir la presencia de “soldados chinos” en la región. Aunque estas afirmaciones carecen de pruebas, la narrativa de Trump ha sido suficiente para desatar una crisis diplomática.
En paralelo, el enviado especial de Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, sostuvo reuniones secretas con altos funcionarios panameños, sugiriendo que Panamá debería conceder tránsito gratuito a barcos militares estadounidenses por el canal, como “gesto de buena voluntad”.
La respuesta de Panamá fue clara: no habrá concesiones que comprometan la soberanía nacional.
Las tensiones crecen: declaraciones que incendian el conflicto
El expresidente panameño Ernesto Pérez Balladares fue directo en sus declaraciones:
"Si esto escala, podría haber muchas muertes y una condena internacional contra Estados Unidos."
Por su parte, el actual presidente José Raúl Mulino no se quedó atrás. En una reunión de emergencia en el Palacio Presidencial, advirtió que Panamá está listo para llevar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU, afirmando:
"El control del Canal de Panamá no está en negociación, ni ahora ni nunca."
Pero la crisis podría ir más allá de las palabras. Balladares sugirió que Panamá podría abrir las fronteras para el paso libre de migrantes sudamericanos hacia Estados Unidos, una medida que presionaría directamente a Washington en su punto más sensible: la frontera sur.
¿Por qué le importa tanto a EE.UU. el Canal de Panamá?
El Canal de Panamá no es solo una vía de navegación. Es un corredor estratégico por el que pasa cerca del 6% del comercio marítimo mundial. Además, el 70% de la carga que transita por el canal está vinculada al comercio de Estados Unidos.
Controlar el canal significa controlar el flujo de mercancías globales, y en un contexto de tensión con China, Washington quiere asegurarse de que su influencia en la región siga siendo dominante.
China: el actor silencioso que incomoda a EE.UU.
Desde que Panamá rompió relaciones diplomáticas con Taiwán en 2017 para establecer lazos con China, el gigante asiático ha invertido miles de millones de dólares en infraestructuras clave, incluyendo puertos cercanos al canal.
Sin embargo, figuras como Jorge Quijano, exadministrador del Canal de Panamá, niegan que exista injerencia china en la gestión del canal:
"Yo estuve al frente del canal durante siete años y jamás recibí una orden de Pekín."
Pero para Washington, la simple presencia de China en la región es una amenaza.
¿Podría haber una nueva intervención militar?
Aunque suena extremo, la posibilidad no está completamente descartada. Estados Unidos mantiene tratados que le permiten intervenir militarmente si considera que la seguridad del canal está en riesgo.
Sin embargo, cualquier acción de este tipo provocaría una crisis internacional de enormes proporciones, con la condena de la ONU, la intervención de actores como China y una ola de protestas en América Latina.
El futuro de Panamá está en juego
Esta crisis no es solo un conflicto diplomático. Es un recordatorio de que la soberanía de Panamá sigue siendo un tema frágil, especialmente cuando se enfrenta a potencias mundiales que ven al país como una pieza más en el tablero geopolítico global.
El Canal de Panamá, ese estrecho corredor de agua que conecta dos océanos, vuelve a ser el escenario de una disputa que podría definir el futuro de la región.