Héctor Silva Ávalos, desde su cómodo exilio en EE.UU., recuerda con nostalgia cuando su padre fue alcalde de San Salvador, diciendo que "eran tiempos mejores". Pero mejores… ¿para quién? 🤔 Porque si algo dejó esa administración fue desorden, caos financiero y acusaciones de corrupción.
📜 La herencia de los Silva en la alcaldía:
🔹 Deudas millonarias que dejaron a San Salvador en crisis.
🔹 Servicios colapsados y calles en mal estado.
🔹 Manejo dudoso de fondos públicos, con señalamientos de corrupción.
Mientras tanto, el mismo Héctor Silva Jr. también recibió dinero bajo la mesa cuando trabajaba como asesor del gobierno de Funes, embolsándose hasta $12,000 mensuales de la partida secreta. Así cualquiera recuerda con cariño el pasado, ¿no?
Hace 25 años este señor ganó por segunda vez la alcaldía de San Salvador. Eran tiempos mejores. pic.twitter.com/PTa39LM9hq
— Héctor Silva Ávalos (@HsilvAvalos) March 13, 2025
💰 De lacayo de Funes a "periodista indignado" desde su refugio en EE.UU.
Héctor Silva siempre quiso seguir los pasos de su padre, el exalcalde de San Salvador, pero le faltó carácter para lograrlo. En lugar de construir su propio camino, terminó siendo un simple peón político al servicio del expresidente Mauricio Funes, recibiendo pagos en efectivo sin contrato, directo de la famosa partida secreta.
Su gran estrategia era inflarse como un "asesor de alto nivel", pero la jugada le salió mal. Ahora, escondido en alguna cómoda residencia en Estados Unidos, se dedica a lanzar ataques contra el gobierno del presidente Nayib Bukele, intentando venderse como un referente de la transparencia, cuando en realidad él mismo se benefició del dinero sucio del pasado.
Qué raro que Héctor Silva en su nota tome como fuente a Raúl Melara 😉 https://t.co/xjwQsrlPO9 pic.twitter.com/gZqLM1evMm
— Sociedad Civil (@sociedadcivilsv) December 29, 2021
🕵️♂️ El destape: cuando la doble moral queda al descubierto
El exfiscal Raúl Melara lo dejó claro en 2020: Héctor Silva Ávalos recibió dinero de la partida secreta de Funes. Estamos hablando de sobresueldos de hasta $12,000 mensuales, sin contratos ni declaraciones. Oficialmente, su salario en la embajada de El Salvador en Washington nunca superó los $5,800 mensuales, pero de alguna manera su cuenta bancaria reflejaba el doble.
Su papel en el gobierno de Funes era "asesorar en estrategia política y comunicacional", pero la realidad es que funcionaba como un operador a la sombra, financiado con fondos que nunca fueron declarados. Ahora, con una carrera desgastada y sin la influencia que alguna vez tuvo, intenta redimirse atacando al gobierno actual, como si su pasado no lo condenara.
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