Salvadoreña hace historia con doctorado en Matemáticas

 


De vender granos en el mercado al aula universitaria: la historia de una hija que cumplió el sueño de su madre

En un país donde ser mujer, pobre y amante de las matemáticas parece una contradicción, Íngrid Martínez Barahona rompió todos los moldes. Originaria de Zacatecoluca, La Paz, esta salvadoreña se convirtió en la primera mujer en obtener un Doctorado en Matemáticas en la Universidad de El Salvador (UES). Su historia no solo es académica, es pura resistencia, sacrificio y orgullo de barrio.


21 años de estudio, sudor y desvelos

Todo comenzó en 2002, cuando Íngrid entró a la UES para estudiar la Licenciatura en Matemáticas. Lo que empezó como una curiosidad impulsada por un profesor de bachillerato, se transformó en una vocación de vida.


Entre clases, trabajos y noches sin dormir, fue descubriendo también su amor por la docencia. Participó en el programa Jóvenes Talento y luego se convirtió en catedrática de la Escuela de Matemáticas. Pero su hambre de saber no paró ahí: siguió con una Maestría en Matemática Fundamental y finalmente el Doctorado.


“Fue un camino largo, pero queda esa satisfacción de que uno puede lograr lo que se proponga”, dice Íngrid.

 

De granos básicos al grado máximo

¿El verdadero motor de su éxito? Su mamá. Vendedora de granos básicos en el mercado, fue quien financió sus estudios y los de sus hermanos, aún cuando el dinero no alcanzaba.


“A veces no teníamos ni para inscribir un curso, pero mi mamá hacía lo imposible para darme el dinero”, recuerda Íngrid con los ojos llenos de emoción.

 

Gracias a una beca Fantel y al apoyo de familiares, logró mudarse a San Salvador y continuar sus estudios. El 5 de julio de 2024, defendió su tesis de doctorado en topología algebraica, una de sus áreas favoritas.


Machismo en el aula, pero cabeza en alto

Aunque alcanzó la cima académica, no todo fue gloria. Durante su doctorado fue la única mujer en el salón, y no faltaron los comentarios machistas:


“Decían que por ser mujer no tenía capacidad. Pero una solo puede responder con trabajo y excelencia.”

 

Una voz para las niñas salvadoreñas

Hoy Íngrid no solo lleva el título de Doctora, lleva sobre sus hombros la bandera de miles de niñas salvadoreñas que sueñan con romper esquemas. Y su mensaje es claro:


“Las mujeres tenemos la misma capacidad intelectual. Solo necesitamos oportunidades y creer en nosotras.”

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